CONTRATAR UNA INVESTIGACIÓN PRIVADA

7 de diciembre de 2025 | 12:15

Interés legítimo.

   Debemos saber si podemos llevarla a cabo la investigación que queremos contratar, es decir, si tenemos interés legítimo para dicha investigación.

   Como ejemplos de interés legítimo podríamos citar:

·   Un cónyuge en caso de divorcio contencioso en el que se discuta la custodia de los hijos/as, una posible pensión compensatoria y/o una pensión de alimentos.

·    Un progenitor en casos de absentismo escolar de sus hijos/as.

·    Una persona que quiere localizar a un familiar.

·    Una persona en situaciones de acoso.

·    Una empresa en casos de bajas, absentismo laborar, o situaciones de acoso.

·    Una empresa en casos de competencia desleal.

·    Un particular o empresa en casos de verificación de solvencia, ante posibles préstamos, deudas, etc.

·    Un particular o empresa en casos de verificación curricular, ante una inminente contratación.

 Hay que tener en cuenta que no se puede investigar por mera curiosidad, ni se puede encargar la investigación de delitos perseguibles de oficio, aunque sí se pude encargar a un detective la investigación de delitos privados (injurias, calumnias, etc.).

Seleccionar un detective o agencia.

   Si tenemos legitimación, es muy recomendable, al margen del medio por el que se ha encontrado, poder acceder a la agencia o despacho físico, no siendo recomendable hacer todo el proceso de contratación a través del teléfono, por medios electrónicos o apartados postales.

   Con independencia que se contrate con un detective o con una agencia, hay que conocer, en persona, al detective que realizará la investigación, elaborará el informe y lo ratificará ante un Tribunal.

   Debemos tener en cuenta que el detective contratado no sólo debe garantizar la confidencialidad, sino que debe hacer la investigación que se le encarga, recopilando pruebas lícitas que sean admisibles en un Tribunal, además, ha de redactar un informe compresible, detallado, claro y conciso, que refleje, entre otras cosas, la investigación realizada, las pruebas obtenidas, su origen y el resultado.

   Por último, y no menos importante, el detective contratado deberá ratificar su informe ante un Tribunal en un acto en el que será sometido a preguntas del Juez o Magistrado y del abogado/a de la parte contraria, en tal circunstancia, un detective que dude o cometa errores en su ratificación podría malograr el trabajo de investigación llevado a cabo.

Verificación y contratación.

   Una vez seleccionado el detective o agencia, hay que asegurar que la persona que realizará la investigación tiene las acreditaciones necesarias, para ello, hay que solicitar al detective que nos muestre su Tarjeta de Identificación Profesional y comprobar que está vigente, además, el detective o agencia debe acreditar que posee el Registro Nacional de Seguridad Privada, sin ellos, podríamos estar ante un caso de intrusismo cuyos informes carecerían de valor jurídico.

   Comprobados estos extremos, hay que asegurarse de que el encargo se hace, siempre, a través de un contrato escrito de forma clara y detallada en el que consten, al menos, los siguientes datos:

·     Datos del detective o agencia.

·     Datos del contratante y el interés legítimo para la investigación que se contrata.

·     Datos del investigado e investigación que se encarga.

·     Fecha de la contratación. 

·     Precio del servicio y qué incluye, o excluye, ese precio, verificando si el precio incluye, o no, la ratificación ante un Tribunal.

·     Posibilidad de gastos extraordinarios y medios para su justificación, en caso de investigaciones más complejas.

Contacto.

   Hay que asegurarse de tener uno o varios medios de contacto con el detective o agencia para poder comunicarle cualquier cambio o información relevante para la investigación y poder hacerle las consultas que creamos oportunas.

   Finalmente, hay que confiar en la profesionalidad del detective o agencia contratado y esperar que completará su trabajo correctamente, sin olvidar los medios que existen para reclamar, en caso de no ser así.